top of page
Buscar
  • Foto del escritorAngélica Vaquero

Yo sí estoy orgullosa de ser centroamericana salvadoreña

Saludemos a la patria orgullosos… ¿En serio estamos orgullosos de ser centroamericanos? ¿Estamos viviendo la libertad que se soñó hace casi 200 años?

Esta fecha siempre ha llamado mi atención pues antecede a la Independencia mexicana que, a mí parecer, denota el fervor patriota de los mexicanos y el casi inexistente fervor de nosotros los centroamericanos. Esto puede ser consecuencia de la poca preponderancia que se le da la historia centroamericana que conlleva en la falta de identidad centroamericana que nos una, o podría ser la apatía a lo local y preferir lo foráneo (malinchismo), o tal vez en un mundo cada vez más globalizado no tiene sentido seguir creyendo en viejos nacionalismos. Como sea, considero que es importante darle una nueva perspectiva acerca de cómo concebimos nuestra historia, comencemos.

El 15 de septiembre de 1821, la fecha en que la Capitanía de Guatemala, formada por 6 provincias: Chiapas, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica; declara su independencia de España de una manera bastante particular, algunos afirman que es única en su clase, pues, - entre algunas razones- la declaración de independencia se realiza con carácter provisional, la cual queda sujeta a la ratificación de una asamblea de representantes de los pueblos. Los artículos 1 y 2 del Acta de Independencia reflejan dicho fenómeno; el primero la declara “...sin prejuicio de lo que determinara sobre ello el Congreso que debe formarse”, y el segundo establece que dicha asamblea debe “...decidir el punto de la independencia, y fijar, en caso de acordarlo, la forma de gobierno, y la ley fundamental que debe regir”[1],

A esto hay que sumarle el agravante que fue una cuestión de élites, como diría Roque Dalton en su poema “Los ultraizquierdistas” ,

“Matías Delgado y los próceres terratenientes de 1821 no fueron ultraizquierdistas porque hicieron la Independencia por la vía pacífica aunque la Independencia fuera más que todo para ellos y los pobres centroamericanos siguieran allá abajo explotados, humillados, hambreados, engañados y dependientes”

Podemos inferir fácilmente que gracias a las directrices de la élite que gobernó durante la independencia es que no tenemos un sentimiento patriótico tan fuerte pues han ocultado hechos históricos importantes como por ejemplo, el levantamiento popular de 1814 del cual solo se menciona que sus líderes fueron encarcelados, tampoco se hace mención de como unidas las 5 provincias centroamericanas expulsamos a William Walker y sus filibusteros quienes quisieron anexionar el territorio centroamericano. No se habla de la belleza de nuestros artistas, personas como Rubén Darío que contribuyó enormemente a la literatura hispanoamericana.

Normalmente en septiembre, en El Salvador, los anuncios publicitarios se enfocan a tomar conciencia de amar nuestro país, empero, en el entendido que carecemos de conocimiento histórico, ¿cómo se puede amar a algo que no se conoce?

Como Centroamérica debemos estar orgullosos de haber repercutido en el Derecho Internacional con el primer Tribunal Permanente de Justicia, el cual tenía facultades que hasta el momento no han sido alcanzadas, debemos sentirnos orgullosos de nuestra posición estratégica, rodeada de los océanos Pacífico y Atlántico, esa posición nos hace una región atractiva ante otros actores del sistema internacional, ¿acaso se puede olvidar lo arraigada que estuvo la United Fruit Company en nuestro territorio?, ni hablar de la riqueza cultural que existe dentro de estas latitudes; por último, mencionar el espíritu integracionista que ha estado presente en cada una de las facetas de nuestra historia.

Como salvadoreña, pues si bien es cierto, tenemos una historia manchada de sangre de inocentes, descendemos del Señorío de Cuzcatlán, los guerreros que lucharon por su libertad hasta llegar a herir a Pedro de Alvarado con una flecha, la provincia en la que se dio la revuelta independentista popular de 1814, la provincia que se mantuvo firme en su negación a la anexión a México, el país del espíritu integracionista, al punto de contemplarlo constitucionalmente en el artículo 89; asimismo somos un país de grandes valientes, me gusta destacar a los siguientes por la poca publicidad en la historia salvadoreña:

Anastasio Aquino, líder y guerrero indígena que encabezó la rebelión de los nonualcos de 1833, levantándose ante las injusticias que el Estado criollo cometía en esa época en contra de la población más desposeída del país. Durante su mandato en tierras liberadas, emitió el "Decreto de Tepetitán" con el cual regulaba con duras penas el homicidio, robo y vagancia, entre otros; además, tenía un apartado para la protección de las mujeres casadas o recogidas, una sección notable por la situación de desventaja en que se encontraba la mujer en esa época, convirtiéndose así en el primer código de Hispanoamérica que dignificaba y daba derechos y respeto a las mujeres[2].

Prudencia Ayala, se lanzó a la candidatura presidencial de El Salvador. Y hasta donde se conoce, fue la primera mujer en tomar ese paso en todo América Latina. Su programa de gobierno promovía los derechos ciudadanos de la mujer, el apoyo a los sindicatos, la honradez y competencia en la administración pública, la prohibición del uso de armas en el Congreso, la limitación de la distribución y consumo del aguardiente, la libre expresión y el respecto por la libertad de cultos, entre otros puntos.[3]

Sin embargo, hace algunas décadas culpar a la historia oficial por borrar nuestra riqueza cultural podía ser un poco más aceptado, ahora esa premisa resulta inválida debido al cúmulo de información del que disponemos a la palma de nuestra mano, conocer nuestras raíces se ha vuelto más fácil y rápido, en la medida en que conozcamos lo maravilloso que es nuestro país tendremos una identidad que nos caracterice y nos ayude a legitimar acciones por ejemplo considerar a la Isla Conejo como salvadoreña, cuidar nuestros ecosistemas, mejorar como sociedad, entre otras.

Está claro que no vivimos ni en El Salvador que queremos ni en la Centroamérica que queremos, no obstante no podemos seguir repitiendo las mismas acciones esperando resultados diferentes, los cambios culturales deben comenzar a sembrarse desde ahora, eliminar todo tipo


22 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page