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  • Foto del escritorAngélica Vaquero

La paz no llego a mi caravana…

Ayer se celebraron los 27 años de los acuerdos de paz de Chapultepec, los cuales acabaron con la guerra civil salvadoreña. Un conflicto ocasionado por problemas estructurales que estallaron con la guerra fría, pues es una guerra periférica.


La historia salvadoreña está marcada con exclusión, desigualdad y dolor; sin embargo, la búsqueda de la paz parecía abrir un nuevo camino, una nueva ruta. Los acuerdos de paz dieron una nueva esperanza a que las cosas cambiarían.


Aunque el grueso poblacional ha nacido en la generación post guerra civil, la percepción que se tiene sobre los acuerdos de paz no es favorable, la insatisfacción es palpable en los distintos problemas socioeconómicos que aquejan a nuestro país, como la inseguridad, el alto costo de la vida, la exclusión social, estas vicisitudes, según muchos, son consecuencia del manejo del tema social en los Acuerdos de Paz.


El documento final de los Acuerdos se dividió en 9 capítulos que abarcan 5 áreas fundamentales: modificación de las Fuerzas Armadas; creación de la Policía Nacional Civil; modificaciones al sistema judicial y a la defensa de los Derechos Humanos; modificación en el sistema electoral; y adopción de medidas en el campo económico y social[1]. Al revisar el documento, es interesante que lo relativo a la esfera económica y social se manejó como repartición de tierras, sin haber capacitado antes a los nuevos dueños, asimismo, se estableció el compromiso de crear un Foro de Concertación Económica y Social con el fin de lograr acuerdos entre diferentes sectores en lo relativo al trabajo.


También se propondría el análisis de la situación de las comunidades marginales urbanas y suburbanas con miras a proponer soluciones a los problemas derivados del conflicto armado[2]. Este mecanismo podría haber sido un espacio de diálogo para llegar a una toma de decisiones justas; lamentablemente, operó hasta 1993, además que hubo diferentes desacuerdos entre los representantes empresariales y los representantes laborales.

Luego de esto, no existe un verdadero tratamiento a la población civil, se desestimó el problema de las migraciones y las consecuencias que conllevan como la desintegración familiar, el aumento de la violencia, entre otros. Se constata entonces, el enorme vacío que contiene el documento, sumado a la continuidad de las prácticas sociales nocivas a la población ha creado una situación de desesperanza en el salvadoreño promedio.


Existe tanta desesperanza que el mismo día que se celebró un año más de paz en El Salvador, partió otra caravana de migrantes; cuando los medios interrogan a estas personas sobre las causas que les motivaron a emigrar, responden que no existen las oportunidades para seguir viviendo aquí, la inseguridad los está acechando y demás. Esas respuestas son terroríficamente parecidas a las causas de la migración en los años 80’s.


Ciertamente, se han avanzado en temas como libertad de reunión, expresión, mejoramiento de la red vial, crecimiento económico, entre otros. Empero, ¿de qué sirve que se mejoren aspectos que solo beneficien a un sector de la población?, la poca importancia que se le ha dado de parte del Estado a garantizar una verdadera sociedad sana provoca que la historia siga siendo cíclica, los problemas de antes solo se han transformado y se les ha cambiado nombre.

Es innegable que este país necesita de un cambio, no obstante, el pueblo no puede seguir esperando por la vía política ya que a la clase política no le ha interesado cambiar las estructuras que provocan dolor a las familias salvadoreñas; debe comenzarse con un cambio propio con la convicción de ser un mejor salvadoreño.


La quinta caravana de migrantes es un llamado a que seamos más activos en nuestra sociedad, que exista un verdadero control sobre las propuestas de los candidatos a cargos públicos, que paguemos nuestros impuestos, que seamos nobles para con nosotros mismos, que llevemos a la práctica los valores morales y religiosos que decimos practicar.


El hecho que la caravana haya salido el mismo día de la firma de los acuerdos de paz es un recordatorio que falta mucho camino que recorrer, que la lucha por la justicia social no terminó en 1992 sino que debe continuar.


San Marcos, 17 de enero de 2019 (7:24 pm)

[1] Goitia Arze, Alfonso “El tema económico y social en los Acuerdos de Paz: 25 años después”, Perspectivas, Febrero 2017, FES Central America


[2] Ídem


Imagen tomada del vídeo Land Of The Free de The Killers

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