En estas últimas semanas todos han oído, usado, y reído con el hashtag #DevuelvanLoRobado , esta pequeña oración es mucho más de lo que expresa, en esta frase se reúne la frustración, impotencia y clamor del pueblo salvadoreño que ve como la justicia absuelve a los poderosos que han estafado al Estado; también es utilizada por un sector para condicionar a los salvadoreños y evitar que voten por los partidos mayoritarios.
La contraparte en un intento de defensa, lanzó la etiqueta #NayibMiente , alegando las irregularidades que se han demostrado en sus administraciones pasadas como las referidas al Mercado Cuscatlán, la donación de motocicletas a la PNC, entre otros.
La población cree haber perdido el miedo por exigir en redes sociales que #DevuelvanLoRobado, empero, ¿cuántos millones se han devuelto? Pista: ni siquiera un centavo, esto no es más que una movida política, pues, ¿cuál ha sido la mayor repercusión? El aumento de spots publicitarios en los que se atacan entre sectores, sin hablar de cómo se manipuló la tragedia ocurrida en Santa Tecla para esparcir odio en la población, la muerte de un vendedor ha sido usada para reabrir las heridas de la guerra, al parangonar al mayor D’Abuisson con su hijo, es lamentable sí, no obstante, Bukele y Calleja han montado un circo con respecto a esto, lo han usado para dividir a la población. En una sociedad tan rota como la salvadoreña, cualquier referencia histórica es delicada, ya que no se han superado las adversidades de buena manera.
Otro ataque que se ha dado es utilizar la religión de la familia Bukele - pues el candidato ha negado ser practicante de la religión musulmana – como un condicionante para abstenerse de votar por él, esto evoca a los sectores más conservadores de la población, a todas las personas reacias a la minorías, esto no debería ser así, pues el Estado salvadoreño ha dado el paso a ser un Estado laico, por tanto la religión de los contendientes no debería ser un condicionante para ejercer el sufragio.
Esta campaña se ha basado en odio, ataques y malas propuestas, no se explica cómo se va a resolver los problemas del país, parece que es mucho más rentable atacarse entre sí y la población parece disfrutarlo, pues nos conformamos con reírnos de los políticos e indignarnos con sus acciones, se nos está distrayendo del problema.
Muchos opinan que el mayor es la seguridad y la corrupción, pero nadie –por lo menos en los debates que he visto- se ha atrevido a preguntar ¿cómo se combatirá esto?, cabe resaltar, que ambos son problemas estructurales que tomaran décadas para aliviarlos, para muestra un botón, en el caso Saca, la población se indignó pero no trascendió más allá del umbral de los memes, su voz fue ignorada, y al expresidente se le fue condonado una suma exorbitante que excede de los 200 millones, cuando muchas personas han perdido sus propiedades a causa de una hipoteca de unos cuantos miles de dólares. ¿Qué nos demuestra esto? La débil institucionalidad que existe en el país, solo somos iguales ante la ley en la disposición constitucional, en la práctica esa premisa no se toma en cuenta.
El trabajo del elector no debe limitarse a abrazar sus colores partidarios y seguirlos ciegamente, se trata de tomar acción, de tomar el valor de informarse para emitir el sufragio, de agarrar un micrófono y preguntarle al candidato de su preferencia ¿por qué debo votar por usted? ¿cómo podrá ejecutar todas sus propuestas?, quitarnos poco a poco la venda de los ojos y entender que problemas como la corrupción no se van a solucionar en 5 años; el pueblo salvadoreño debe hacer algo verdaderamente patriótico exigir que su gobierno tenga un plan sustentable en el tiempo con el fin de garantizar un mejor El Salvador.
