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  • Foto del escritorAngélica Vaquero

Celeste, el color de la democracia

El día de ayer, se provocó un levantamiento sectorial bastante interesante, un grupo de simpatizantes de Nuevas Ideas irrumpieron en una sede del Tribunal Supremo Electoral (TSE) tras el rumor de un supuesto fraude electoral, anunciado por el candidato presidencial Nayib Bukele.

A pesar de los chistes que se han realizado y algunas expresiones de repudio que se han demostrado, no puede subestimarse esta manifestación, si bien es cierto Nuevas Ideas es un movimiento organizado, debe de admirarse la rapidez con la que se desplazaron a defender los derechos políticos que presuntamente se les estaban atropellando.

Asimismo, se debe tomar atención al hecho que este grupo no realizó ninguna investigación previa sobre qué estaba pasando en realidad, solo se dejaron llevar por lo que su líder les dijo; esto demuestra una faceta de la mayoría de ciudadanos salvadoreños, aceptan las premisas que se les venden, sin analizarlas, se produce una relación simbiótica entre la proposición y el sentimiento al que apela. Este fenómeno afecta las decisiones que se toman – no solo políticas, en cualquier ámbito de la vida- es por ello, que una de las metas de toda persona debe ser buscar la mayor objetividad posible, sin importar el tópico.

La ímpetu que se demostró ayer, fue impresionante, las personas salieron a defender a su candidato de un fraude electoral que ni siquiera ha ocurrido, mantuvieron rehenes a trabajadores que solo ejecutan las órdenes de los directivos, todo porque su candidato se los pidió.

Podría interpretarse este episodio como una medición de fuerzas, desde este punto, la contraparte de los celestes, mantiene el poder legislativo y desde que se eligió Sala de lo Constitucional, se han presentado demandas en contra de la candidatura de Bukele, sin hablar de las irregularidades que se le atribuyen del Mercado Cuscatlán; es decir, al tener ARENA influencia notable en los Órganos ya mencionados pueden utilizar estas querellas para entorpecer o incluso obstaculizar la candidatura de Nayib. Por consiguiente, es vital utilizar la carta de la movilización pública, se legitima así la lucha, pues se guarda bajo la etiqueta de “lucha por la democracia”, se maneja la voluntad del pueblo a conveniencia, demostrando así la lealtad y valentía salvadoreña.

¿Dónde está esa valentía cuando nos suben los impuestos? La valentía es loable y debe ser uno de los principios morales que rijan al mundo, empero las luchas sociales deben ser en función pública, para beneficiar a las masas, si esas manifestaciones se dieran en contra de los impuestos, privatizaciones y demás, la historia salvadoreña fuera diferente.

Los vientos electorales traen consigo una ronda de especulaciones, sobre si se admitirá o no la candidatura de Nayib, si se hará o no fraude; habrá que esperar un poco más para observar el desenvolvimiento de la campaña electoral y los comicios. Aunque algo sí es seguro, la capacidad de movilización de la opinión pública que tiene Nuevas Ideas es incomparable y el suceso que ocurrió ayer podría ser insignificante comparado a lo que pueda pasar luego de las elecciones.




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